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Una cita.

—¿De verdad ves tanto a mi pequeña como tu hija, que tu cuerpo respondió a ello? —Jimin tragó saliva como por cuarta vez, sentía su garganta muy seca.

Asintió despacio ante la pregunta del rubio, estaban ahora sentados en el comedor de la casa de Jungkook, Nabi jugaba en el suelo con unos juguetes.

Mientras que ellos estaban hablando de lo que les habían dicho en el hospital. Ahora Jimin era la madre, no biológica, pero seguía siendo la madre de la niña, una parte de Jimin estaba contento con eso, pero su parte racional le gritaba.

¡No había tenido ni una cita con Jungkook y ya había llegado reclamando su lugar en su pequeña familia!

Si su vida fuera una película, como se llamaría, ¿madre por accidente?, sonaba justo como le acababa de suceder.

—¿Qué harías si te dijera que me mudaré a otro país y me llevaré a Nabi conmigo? —el aire en sus pulmones se detuvo por completo.

Miró al alfa con algo de miedo, estaba serio y con los brazos cruzados sobre su pecho. No podía, Jungkook no podía hacerle eso, era su pequeña, no podía quitársela.

—¡Te lo prohíbo, no puedes llevarte a Nabi lejos de mí! —no supo en qué momento se había levantado de su puesto, golpeando la mesa con sus manos y mostraba sus pequeños colmillos a la defensiva.

—¿Baba? —Nabi dejó lo que estaba haciendo para mirar a los mayores, podía sentir el aire de molestia que tenía el pelinegro, daba algo de miedo verlo molesto, eso nunca sucedía. Jungkook por su parte solo sonrió, confundiendo más al menor.

—Tanto la quieres ¿eh?, ¿dónde estuviste antes?, si te hubiera encontrado quizás mi bichito no hubiera sufrido tanto —Jimin se sintió avergonzado, muy avergonzado, y una parte suya molesta, Jungkook le había hecho una prueba.

—Yo la quiero, no pienses en alejarla de mí —había formado un lazo con Nabi, si los separaban ambos iban a sufrir bastante. Jungkook solo le sonrió, una sonrisa tranquila y leve.

—No lo haré Jim, y tú ya no podrás escapar de mí tampoco, no te dejaré ir —Jimin se sonrojó ante esa declaración, supo leer entre líneas. Una mano pequeña jaló su ropa y miró hacia abajo, Nabi quería subirse a su regazo.

El omega alzó con cuidado a la pequeña, la sentó en sus piernas y ella giró rápidamente a sus pechos tocando allí, ya era su hora de comer, y desde que empezó a lactar no había tocado sus biberones.

Se alzó la camisa acomodando a la pequeña para que pudiera comer comida y tranquila, Nabi dio un ronroneo complacida mientras succionaba su pezón con ganas.

Jimin sintió como el aroma del alfa rubio se volvía pesado, cargado con un poco de excitación, su boca se hizo agua al oler algo de esa manera. Alzó el rostro para ver al rubio, sus ojos azules eran intensos sobre él, y no se despegaban de sus pechos.

Tragó saliva sintiendo su rostro arder, más que rojo que un tomate maduro. Sabía, en sus estudios sobre los cachorros aprendía de todo ese tipo de cosas, no era un secreto que a los alfas les encantaba la leche materna que daban los omegas.

No solo su sabor, sino que también era bueno para ellos al ser tan nutritiva, y sus pechos habían crecido un poco más desde la vez en la que Nabi tomó leche por primera vez, y no dejaban de producirla.

Quizás podría hacer algo de lo cual se iba a arrepentir mucho después, o si no solo moriría de vergüenza.

Alzó bien su camisa mostrando su otro pecho lleno, Jungkook abrió los ojos ante eso, era una invitación para que él también pudiera probar. El rostro rojo de Jimin se lo podría confirmar, y no quería desaprovechar esa oportunidad, el aroma lo estaba volviendo loco.

Se levantó de la silla despacio, de todas formas, no se quería tirar al omega como un desesperado.

Allí era muy incómodo, así que tomó al menor en sus brazos, sacando un chillido de este, tuvo cuidado con Nabi quien solo comía tranquila del pezón.

Los llevó al sofá más cómodo y grande para sentarlo allí, hundió un momento su cara en el cuello del omega, aspirando su delicioso aroma, no sabía que podía tener tanta suerte como para encontrar a un omega así.

Después bajó lentamente hasta el pecho del menor, podía ver como ese pezón hinchado esperaba por él, dio una pequeña lamida por encima, su lengua lo cubría fácilmente, podía sentir como el omega temblaba. Sonrió ladino antes de meter el pezón en su boca y succionar.

La calidez de la leche llenó su cavidad bucal haciéndolo suspirar y ronronear, era delicioso, el néctar más exquisito que había probado jamás, lo hizo sentirse como un cachorro más, siendo cuidado por su ángel pelinegro.

Jimin se sentía extraño, pero bien, la sensación de sus pezones siendo succionados era increíble, uno con más fuerza que el otro. Miró que Nabi se había quedado dormida mientras comía y Jungkook solo tenía los ojos cerrados mientras succionaba también.

Era extraño, como si fuera una mamá gallina, cuidando de su alfa y su cachorro. Acarició la cabellera amarilla del alfa, como tenía su otro brazo ocupado sosteniendo a Nabi no podía acariciarla, pero no importaba, ella estaba cómoda y contenta así.

—Son tan buenos~ —ronroneó tranquilo, dejando salir su aroma calmado, el de toda una madre orgullosa de su familia.

Pasó unos minutos antes de que Jungkook se despegara de su pezón y dejara solo unas lamidas sobre este, ya no había más que tomar.

Jimin le miraba, avergonzado hasta los huesos, pero lo hacía, Jungkook levantó la vista para encontrarse con sus ojos, y el sinvergüenza solo le sonrió.

—Gracias por la comida —sonrió tan descaradamente como sus dientes se lo permitían, y Jimin no podía quedarse así, tenía que contraatacar.

—No te acostumbres, esta "comida" es solo para Nabi —sonrió haciéndole entender que no se dejaría ganar tan fácil, Jungkook solo lo miró sin borrar su sonrisa y se acomodó a su lado en el sofá.

—Como madre de Nabi, es tu deber alimentarnos a los dos —Jimin abrió la boca para decir algo, pero después la cerró, él tenía razón.

Se bajó la camisa con cuidado y dejó que Nabi siguiera durmiendo sobre su pecho, le gustaba el calor de la pequeña.

—¿Quieres ir a una cita después? —Jungkook preguntó y Jimin tuvo ganas de darle un golpe.

—Sí —aunque eso fue lo que terminó respondiendo al final, estaba muy agotado como para reclamar sobre el orden y las etiquetas.

✧✦✧

Jimin se miraba en el espejo de su habitación, iba a ir a una cita con Jungkook. Y estaba muy nervioso por eso, aunque, después de todo lo que había pasado, no tendría que estarlo tanto.

Sería después de las cinco, una cena romántica en casa del alfa, hecha por él mismo. Estaba ansioso por probar su comida, obviamente la pequeña Nabi iba a estar, y no podía estar más alegre por eso.

Pues su omega interior se preocuparía mucho si Jungkook dejaba a la niña con alguien más, no podría disfrutar de la noche si eso pasaba.

—¿Esto le gustará? —se preguntó mirando su pantalón pegado como una segunda piel a sus piernas, su camisa sin mangas, un poco larga pero no tanto.

Sonrió ante el espejo acomodando un poco su cabello hacia atrás, tomó su celular, llaves, su chaqueta y salió de su apartamento.

Pasó unos veinte minutos antes de llegar a la casa del alfa, sentía sus pechos doler un poco, seguro que Nabi tenía hambre.

Tocó el timbre y pasó unos segundos para que fuera abierta la puerta, tragó saliva cuando vio al rubio, tenía puesto una camisa gris que marcaban sus músculos, y un pantalón negro.

Se miraba atractivo y sexy, no sabía si era por hambre o no, pero sintió que su boca se volvió agua.

—Pasa Jim —Jungkook se movió a un lado para que pudiera entrar, pasó despacio, quitándose sus zapatillas rojas en el pasillo.

El aire tenía un delicioso aroma de Bibimbap, eso mezclado con el aroma del alfa era lo mejor del mundo, ahora tenía más hambre que antes.

—Huele bien —halagó olfateando un poco el aire, vio como Jungkook hinchaba su pecho con orgullo, solo sonrió por eso.

—Claro que sí, yo fui quien cocinó —rió por lo bajo ante lo presumido que sonaba, pero no le dijo nada, un cómodo silencio se instaló en ellos mientras iban por el pasillo a la cocina.

Al llegar vio a Nabi, sentada en una silla especial para cachorros, revolvía con una cuchara una papilla en un plato, tenía su rostro lleno de disgusto y parecía que no tenía ganas de comer nada de lo que tenía en frente.

—¡Ba-ba! —la pequeña exclamó cuando lo vio, fue hasta ella para cargarla, la cachorra rió alegremente al verse en sus brazos, le besó en la mejilla y se frotó en ella ronroneando.

—Oye mocosa, no comiste nada de la papilla —Jungkook la regañó con cierto cariño, y Nabi solo lo ignoró olímpicamente mientras seguía siendo abrazada por el omega—. Presta atención, o le digo a Jimin que me dé tu leche.

—¡Jeon! —Jimin exclamó con el rostro rojo, Nabi lo miró mal, tenía su ceño fruncido y hacía un pequeño puchero.

—No la consientas demasiado Jim, se volverá insoportable —Jungkook dijo caminando hacia la cocina, revisaba unas ollas probando la comida.

El omega miró a la niña, esta le devolvía la mirada, los famosos "ojos de cachorrito" le iban a causar un ataque de diabetes.

—Jungkook tiene razón, tienes que aprender a comerte toda la papilla pequeña Nabi —no sabía si le entendía o no, pero se cruzó de brazos mirándolo mal—. No me pongas esa carita, prometo que si te comes todo te daré una recompensa, ¿sí?

Sentó a la menor en la silla, estaba al lado del comedor, así que se sentó a su lado, miró como el rubio se movía de un lado a otro terminando de preparar la cena, su ceño estaba fruncido en forma de concentración.

Después volvió su vista la pequeña, miraba su papilla sin ganas, así que decidió ayudarla un poco, tomó la cuchara y la llenó de papilla para dársela.

—Di ah —la pequeña aceptó gustosa al ver que le estaba ofreciendo, se terminó su pequeño plato en minutos, los suficientes para que Jungkook terminara de preparar la cena.

—Bien, el menú de hoy es: el mejor Bibimbap de la pu... ciudad —Jimin lo miró con una ceja alzada, estaba seguro de que casi se le escapaba una grosería al rubio, pero no dijo nada.

Miró el plato de Bibimbap que le habían servido, y tenía razón, se miraba muy apetitoso y delicioso, más con ese exquisito aroma que salía de él.

Jungkook tomó a la cachorra que se estaba durmiendo en la silla, le limpió un poco las manos y la boquita antes de llevarla a su cuna en la habitación, cuando volvió sacó dos copas de vino, y jugo de moras.

—Los omegas que están lactando no pueden beber alcohol, mi estimado, por ende, le sirvo el mejor jugo del mundo —Jungkook habló imitando la voz de un mesero de alta gama, y Jimin solo pudo reírse.

Tomó la copa y le dio un par de vueltas como si tuviera vino de verdad y bebió, dio una pequeña aprobación antes de hablar.

—Usted tiene razón, es el mejor jugo de moras que he probado en la vida —Jungkook se rió, sentándose al lado suyo y sirviendo jugo en su copa.

La cena fue deliciosa, tal y como se lo había imaginado, fue el mejor Bibimbap que había comido jamás, podía decir que empataba con el que hacía su madre, la charla que tuvieron se llevaron entre cosas del trabajo y la pequeña Nabi.

Y de él, cómo tuvo Jimin que darle de comer cuando estaban en la guardería. Fue vergonzoso hacerlo junto a los otros pequeños, pero estos no le prestaron mucha atención, daba gracias por eso.

Después de la comida pasaron a la sala, Jungkook puso una película y se acurrucaron uno junto al otro en el sofá. El alfa tenía un brazo rodeando la espalda del omega y acariciaba con las puntas de sus dedos.

—No sé porqué, pero siento que todo está yendo demasiado bien para ser verdad —murmuró Jimin mirando al rubio, siendo sincero, la situación le daba algo de miedo, pues él nunca tuvo mucha suerte en su vida, y ahora, todo parecía una fantasía o un sueño sacado de su mente.

—¿Pero qué estás diciendo?, claro que es bueno, y es verdad, siento que por primera vez podré dormir tranquilo sabiendo que mi cachorra estará bien y mejorará por completo teniéndote a nuestro lado —Jimin se sonrojó cuando el alfa acercó su rostro hacia él, podía sentir su aliento cerca de sus labios, peligrosamente—. Te lo dije antes ¿no?, ya no te puedes escapar de mí.

Eso era algo bueno, tampoco pensaba en huir.

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